Por Carolina Cal 

Después de todo lo que he vivido, mi salud mental y física está por los suelos, pero lo único que puedo hacer es seguir adelante”, dijo una mujer ecuatoriana de 62 años que emigró dos veces antes de trasladarse al Reino Unido hace seis años. 

Desgraciadamente, historias como ésta son demasiado comunes en nuestra comunidad latinoamericana, especialmente entre las mujeres, tal y como se comentó en la sesión Entendiendo mi historia con resiliencia y empoderamiento: “Cuando emigramos, aún tenemos que seguir siendo la mejor madre, la mejor esposa, la mejor empleada… es mucho con lo que lidiar y si fallo en uno de estos papeles, me siento muy culpable, es un ciclo interminable de culpabilidad”, añadió una participante. 

Según un grupo de mujeres que participaron en clases de Krav Maga/autodefensa en LAWRS, la situación ha empeorado desde la pandemia. La crisis económica, la explotación en el trabajo y el escaso apoyo gubernamental han ejercido mucha más presión sobre las mujeres, lo que afecta a nuestra salud mental, como el aumento del estrés y la ansiedad. Además, las barreras para afrontar estos retos también se han vuelto más rígidas: la discriminación, el racismo, la falta de oportunidades y la segregación siguen siendo una realidad para muchas de nosotras.

Entonces, ¿cómo podemos organizarnos políticamente como comunidad si seguimos luchando por satisfacer nuestras necesidades básicas?

Según la artista, abolicionista y escritora Patrice Cullors, “el buen trabajo comunitario no se produce cuando las miembras de la comunidad están exhaustas o agotadas”. Por “buen trabajo”, Cullors entiende organizar con amor y comprensión, en lugar de reflejar un mundo basado en el castigo y la venganza, y que excluye a las más necesitadas. En lugar de eso, nos anima a los organizadores a utilizar todo lo que tenemos a nuestro alcance, ya sea a través del cine, la literatura o los eventos para compartir alimentos, para cuidar e inspirar a las comunidades a soñar con la posibilidad de un mundo diferente y más igualitario.

Con la intención de cuidar de las mujeres migrantes latinoamericanas que participan en nuestras actividades, WARMI, el programa de activismo comunitario de LAWRS, se asoció con el equipo de outreach para llevar a cabo una serie de sesiones de bienestar financiadas por el proyecto Davis Peace Prize y producidas por la voluntaria de LARWS Nickolle Mahaleth Carrasco. El programa incluía clases de defensa personal, meditación ancestral y talleres sobre relaciones saludables y nuestras historias como mujeres migrantes. En total, hubo cinco sesiones en las que participaron unas setenta mujeres. Las participantes recibieron una ayuda de 10 libras para transporte, dispusieron de servicio de guardería para que pudieran traer a sus hijos y recibieron almuerzo en cada sesión.

‘Ayuda que nos den 10 libras cada vez que venimos y que podamos comer juntas, ya que el transporte y la comida son muy caros en estos momentos’ – participante.

Para comprender mejor las experiencias actuales de nuestra comunidad, durante el almuerzo la coordinadora del programa WARMI hizo una breve introducción a la organización comunitaria y también planteó a las participantes preguntas importantes sobre sus necesidades como comunidad. Una de las preguntas fue: Si pudieras soñar con un futuro para nuestra comunidad, ¿cómo sería? Las respuestas fueron mayoritariamente sobre “un futuro en el que podamos acceder a los servicios sin ser discriminadas” y “mejores oportunidades de trabajo con un salario decente”. 

Analizando las respuestas y la dinámica del grupo en las sesiones, podemos ver que nuestra comunidad sigue luchando por sacar partido a sus vidas en la diáspora, encontrando dificultades para acceder a los servicios básicos y a las oportunidades. En LAWRS reconocemos esta situación y entendemos que la lucha por los derechos humanos y por un mundo más justo puede suponer una importante carga para nuestra salud mental y nuestro bienestar.

Según la curandera maya q’eqchi’-xinka y feminista Lorena Cabnal, una de las intenciones del sistema patriarcal es debilitar el cuerpo de las mujeres. Con cuerpos cansados, enfermos y deprimidos, no podemos luchar contra el machismo, el racismo, el neoliberalismo y la pandemia, agrega. Por eso, cuando intentamos responder a la pregunta de cómo organizarnos como comunidad en tiempos de crisis económica, primero tenemos que considerar las circunstancias en las que vive la comunidad y cómo los financiadores y las organizaciones pueden a) facilitar la participación en el activismo y b) proteger a las mujeres del propio activismo.

Facilitar la participación en el activismo significa satisfacer las necesidades de la comunidad. Por ejemplo, si la comunidad no puede permitirse acudir a las actividades, las organizaciones deben ser capaces de proporcionar los medios para hacerlo, reconociendo el tiempo, el conocimiento y la experiencia de cada participante. Dicho esto, es crucial que el trabajo de las organizaciones no sólo se base en la experiencia de las participantes, sino que esté liderado por ellas. Los gobernantes y los responsables de la toma de decisiones deben reconocer el impacto de una de las tasas de inflación más altas de la historia del Reino Unido y, por tanto, evitar expectativas de compromiso que no se ajusten a las necesidades actuales de la comunidad. 

Además, si queremos que nuestra comunidad y sus próximas generaciones se valgan por sí mismas, las organizaciones debemos proporcionarles continuamente las herramientas necesarias para ello. En LAWRS, ofrecemos un apoyo holístico, o sea, que considera a las mujeres inmigrantes como un todo, teniendo en cuenta las barreras del proceso de inmigración y proporcionando servicios especializados, gratuitos y confidenciales, que van desde servicios psicológicos, asesoramiento jurídico sobre prestaciones sociales, vivienda y derechos laborales hasta espacios comunitarios. Creemos que ésta es una de las formas de proteger a nuestra comunidad: ofreciendo espacios seguros donde las mujeres inmigrantes puedan reflexionar sobre sus propias vidas, comprender su papel en la sociedad y adquirir las herramientas y habilidades prácticas y emocionales para realizar los cambios que desean ver.

‘Venir a estas sesiones era lo mejor que podía hacer por mí misma. Estoy sola en este país y me he sentido un poco ansiosa porque tengo que tomar algunas decisiones difíciles en mi vida en este momento. Aquí me sentí apoyada, acompañada y escuchada’.  

Como expresó esta participante el último día de las actividades, los espacios comunitarios seguros pueden servir como un abrazo cuando el mundo que nos rodea parece desmoronarse.

Entonces, ¿cómo podemos seguir organizándonos como comunidad en tiempos de crisis económica?

Como organización de y para mujeres latinoamericanas, LAWRS se compromete a seguir ofreciendo espacios de apoyo comunitario y los medios para que las mujeres puedan acceder a estos servicios, proporcionando las herramientas necesarias para que las mujeres latinoamericanas puedan seguir luchando por sus derechos de una manera que no nos enferme, sino que cuide de nuestra mente, cuerpo y alma.

‘En estas sesiones me di cuenta de que tengo derecho a ser escuchada y valorada por lo que soy’.